El control de la erosión es la práctica de prevenir o controlar la erosión hídrica o eólica del suelo en el desarrollo de obras de infraestructura, como canales, taludes y sitios de construcción en general. La erosión en la cara de un talud puede llegar a crear cárcavas y barrancos, lo que resulta en desprendimientos de rocas y posibles fallas por asentamiento o deslizamiento. El fenómeno natural de erosión también ocasiona la perdida de los suelos vegetales superficiales.
Por tanto, las medidas para control de erosión y la revegetación de zonas erosionadas deben ser una parte integral de todos los sistemas de diseño ingenieriles. Los requerimientos de vida útil y estéticos del proyecto, así como las condiciones del clima son la guía para establecer la solución más adecuada y el tipo de geosintético a utilizar. A diferencia de las técnicas tradicionales, con geosintéticos se tienen varias alternativas, desde revestimientos de concreto con mantas geosintéticas compuestas de cemento (GCCM), geoceldas, mantos sintéticos permanentes, hasta mantos naturales o biomantos temporales.
Los geosintéticos para control de erosión pueden ser una solución temporal o permanente, con o sin vegetación. En taludes donde se requiere que crezca la vegetación se pueden aplicar mantos naturales de coco o yute, como elemento temporal; y permanentes con mantos sintéticos tridimensionales que ayudan al crecimiento y a mantener la vegetación sobre la superficie. En otros casos, los geosintéticos pueden ser una solución permanente sin vegetación, sustituyendo técnicas tradicionales como el concreto lanzado por materiales de manejo más sencillo, que requieren menos equipo y que son más rápidos de colocar.